Trayectoria de
los disturbios campesinos de ayer y hoy
La
trayectoria de los disturbios campesinos que tuvieron lugar en palestina entre los años 27 a.C y el año 180 d.C., durante el periodo de ocupación impuesto por
el imperio romano y denominado como la pax
romana, se nos presenta a la luz del estudio acerca de las revueltas políticas
de Robert Gurr, desde donde se abordan dichos fenómenos basándose en algunos
tipos de aproximamientos que intentan dar una explicación al por qué de los
mismos. Así, el primer aproximamiento de Gurr que nos presenta Crossan es el de
la distinción de tres clases y/o niveles básicos de violencia política. Dentro
de estos niveles el primero es el de los disturbios, caracterizados por espontaneidad,
desorden y una amplia participación de parte del pueblo, conduciendo a
enfrentamientos, huelgas y rebeliones plenamente identificables. En segundo
lugar se encuentran las denominadas conspiraciones, distinguibles gracias a su
mayor nivel de organización, límite de involucrados y además al cometimiento de asesinatos
políticos y guerra de guerrillas a pequeña escala. Y por último aparecen las
guerras intestinas, en las cuales hay un gran grado de organización,
vinculación popular, guerra de guerrillas, revoluciones y violencia general a
gran escala y con el fin de derrocar algún régimen.
De
esa manera y bajo ese mismo orden, se compara la historia por la cual pasaron y
se desarrollaron las manifestaciones palestinos de la época; empezando con
disturbios, pasando por conspiraciones y desembocando en una guerra intesta con
todas las implicaciones que esto acarrea en cuanto a participación y cursos de
acción. De manera similar podríamos analizar y abordar los presentes
acontecimientos que tienen como protagonistas a los campesinos de Colombia,
especialmente los que se dedican a los cultivos de tierra fría y a los
productores de lácteos. Aunque distinguidos y enmarcados por una época muy
distinta y distante, las manifestaciones y revueltas campesinas que han tenido
lugar últimamente en algunas regiones de Colombia tienen factores en común con la
situación o situaciones que llevaron a los disturbios y oposiciones frente al
gobierno de turno. Ambos comparten la etiqueta de disturbios ya que las manifestaciones colombianas comparten todas
las características anteriormente mencionadas que poseen los disturbios y que poseían
también las manifestaciones palestinas en sus inicios.
En
segundo lugar vale la pena resaltar que otra cosa en común entre los disturbios
palestinos de esa época y los actuales de Colombia, es la motivación, la causa
real que provocó y que ha provocado tales reacciones por parte del campesinado.
Para Crossan, la explicación de la causa real de los disturbios campesinos de
Palestina, fue lo que Gurr denominó como una privación por decremento; es
decir, la sensación de privación que un
pueblo o grupo determinado tiene producto de la disminución en cuanto a los
bienes y condiciones que éstos consideran que pueden conseguir y conservar. De
este modo, los campesinos palestinos al igual que los colombianos se encuentran
en una situación en la cual se están viendo forzados a dejar o abandonar un
estilo de vida al que siempre han estado acostumbrados y que consideran digno y
sostenible gracias a su propio trabajo. Los campesinos cuyas tierras estaban
bajo la ocupación del imperio romano, se vieron empujados de un nivel de lo que
hoy llamaríamos pobreza, hacía un nivel de total indigencia que para ellos no
era algo tolerable debido a la conciencia que tenían acerca de sus capacidades.
Igualmente, aunque en la actualidad y en otra época, los campesinos colombianos
están siendo forzados poco a poco y con disimulo, a abandonar el estilo de vida al que se han acostumbrado
gracias a lo que su trabajo les da, por un estilo de vida el cual no les parece
ni digno ni justo siendo ellos alguien que le aporta tanto a la actual y
globalizada sociedad; sociedad que irónicamente es la causante de su malestar e
inconformidad.
Para
finalizar, simplemente quisiera aportar mis percepciones acerca de lo que he
podido percibir y evidenciar en estos días en los que la situación del
campesinado colombiano se asemeja mucho a la de épocas anteriores y culturas
distintas como la de Palestina durante la ocupación romana. Y es que, aunque no
parezca, la historia se repite una y otra vez sin que nos demos cuenta y esto
es soportable sí lo miramos y comparamos partiendo de la idea de que ambas
regiones, Colombia y Palestina, estaban bajo un régimen impuesto desde afuera y
el cual siempre deja más perdedores y pobres que ganadores y ricos. Así,
mientras para Palestina lo fue el imperio romano, para Colombia el imperio de
turno y dominante es el libre comercio y la globalización; Imperio que a
diferencia del romano no suele imponerse por la fuerza de una manera tan
directa, pues está camuflado y escondido bajo cortinas de humo y mentiras tal y
como lo son la “democracia” y el concepto de “desarrollo”. Conceptos que no son
usados ni para el bien ni para ayudar y favorecer a los más necesitados, tal y
como lo sostienen los grandes y poderosos y violentos imperios (Estados Unidos y la Unión Europea) promotores de este estilo de vida globalizado.
Por el contrario, bajo estas premisas es
que pretenden enriquecerse cada vez más a la vez que empobrecen a aquel que
está trabajando para ellos. Pero los responsables, al igual que en Palestina,
no son única y exclusivamente los grandes imperios. Los responsables también
son esos sectores pertenecientes a las clases mejor acomodadas y gobernantes
del país, a quienes no les importa el bienestar colectivo y de sus compatriotas
siempre y cuando ellos se vean beneficiados económica y socialmente de la
situación injusta que impone el imperio que los está ocupando.